miércoles, 10 de abril de 2013

pensamientos


A quién ves, cuando me miras?

¿Qué piensas, cuando me dejas?

¿Y qué dices, cuando hablas de mí?



Ves casi siempre a una vieja cascarrabias,

un poco loca, con la mirada ausente,

que babea cuando come y que nunca

te contesta cuando le hablas.



Y que, cuando chillando, le dices:

«Pruebe una vez más», no parece

prestarte ninguna atención.

Una vieja que siempre pierde sus zapatillas y sus medias,

y que, dócil o no, te deja hacer lo que quieras,

preparar el baño o la comida,

para llenar los largos días grises.



¡Esto es lo que piensas! ¡Esto es lo que ves!

Entonces, abre bien tus ojos, pues ésa no soy yo.



Por fin voy a explicarte quien soy,

aqui sentada, tan tranquila, tan molesta.

Moviéndome cuando me lo ordenas,

comiendo cuando tú quieres, caprichosa e

impersonal, siempre haciéndote perder la paciencia.



Te voy a explicar quién soy yo,

soy la última de diez hermanos,

con un padre y una madre.



Con hermanos y hermanas

que se querían entre ellos.

Una jovencita de dieciséis años,

con alas en los pies, soñando que

pronto encontraría novio.



Casada a los veinte años y aún con

el corazón lleno de alegría,

siempre que recuerdo ese día.



Ahora tengo veinticinco años

y un hijo que me necesita.

Soy una mujer de treinta años,

mi hijo crece deprisa y estamos unidos

por un vínculo que durará siempre.

Cuarenta años, mi hijo pronto ya no estará aquí.

Pero mi marido permanece a mi lado.

Cincuenta años, los niños vuelven

a jugar a mi alrededor.

Mi amado y yo volvemos a estar

rodeados de niños.

Después llegan los días grises,

se muere mi marido,

y yo miro con miedo al futuro,

pues mis hijos están todos ocupados

cuidando de los suyos.



Pienso en los años y en el amor que conocí.

Ahora, ya soy vieja.

La naturaleza es cruel, pues intenta que

la vejez se confunda con la locura.



Mi cuerpo se debilita, la gracia y las fuerzas me abandonan.

Y con la edad, en el lugar donde tenía el corazón,

ahora tengo una gran piedra.



Pero este viejo cuerpo aún alberga a una jovencita

cuyo corazón sigue latiendo;

recuerdo las alegrías,

recuerdo las penas,

Y vuelvo a sentir mi vida; y amo.



Recuerdo los años que pasaron tan deprisa.

Y acepto esta realidad tan implacable,

que ya no puede durar mucho.



Abre los ojos tú que me cuidas

y no veas a una vieja cascarrabias....

mírame mejor y me verás tal como soy.

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